Adjuntamos programa completo.
Los días 30 y 31 de Marzo, la Asociación organizó un viaje por la Rioja. Fuimos 20 compañeros, con ganas de pasarlo bien y ver sus paisajes, monumentos y edificios propios de la comarca.
Llegamos a San Millán de la Cogolla, para visitar los monasterios de Suso y Yuso, declarados Bien de Interés Cultural en 1.931, y como Patrimonio de la Humanidad desde 1.997, en reconocimiento a los casi 1.500 años de vida monástica, por la conservación del conjunto monumental, y su entorno.
Se encuentran al pie de la Sierra de la Demanda. En la Edad Media se convirtieron en uno de los focos más importantes de la península y del sur de Europa, ya que en ellos fue donde se escribieron las famosas glosas emilianenses, origen del castellano.
El monasterio de Suso, fue el primero en visitar y se llega por medio de un microbús. Una vez allí, una guía, nos explica su historia que narra la vida de San Millán, pastor nacido en el año 473 en Berceo, eremita y se retira al valle de Suso, donde transcurre la última etapa de su vida, muere a los 101 años y es enterrado en su cueva de Suso. La cueva se convierte en ermita, y con el tiempo, en iglesia con un pequeño cenobio. Que a través de los tiempos fue ampliándose hasta el siglo XI, es por tanto una mezcla de estilos desde el visigótico hasta el románico, pasando por el mozárabe. En una de las cuevas del interior estuvo enterrado San Millán hasta el año 1.030 en el que sacaron sus reliquias. En el siglo XII, en su lugar se colocó el actual cenotafio (monumento funerario en el que no está en cadáver), construido en alabastro.
El rey García “el de Nájera”, ordenó el traslado de los restos de San Millán a Santa María la Real de Najéra, pero cuenta la leyenda que los bueyes que porteaban la arqueta con sus restos, no pudieron dar un paso más al llegar al valle, por lo que al pensar que era una señal divina, se manda construir en el lugar otro monasterio para protegerlos, el de Yuso.
Se construyó entre los siglos XVI y XVII, vivieron los monjes benedictinos hasta la desamortización de Mendizábal. A partir de 1.878 y hasta la actualidad son monjes agustinos, los que lo habitan. Una preciosa portada barroca nos conduce al interior. Una vez estamos dentro, una guía nos reúne en el Salón de los reyes alrededor de una réplica de las glosas emiliarenses, a continuación salimos al Claustro, estilo renacentista. Una hermosa portada plateresca nos lleva a la Iglesia, preciosa, construida en 1.504 de estilo gótico tardío. Destacamos el Retablo del altar Mayor. Pasamos a ver la sacristía barroca, una de las más bellas de España, con frescos originales en el techo de 1.693. Para acabar pasamos al oratorio de San Millán, donde se encuentran las arcas que contuvieron los restos del santo y los de San Felices. Obras maestras.
Terminadas las visitas de los monasterios de San Millán, el bus nos llevó a Santo Domingo de la Calzada, tiempo libre para visitar la catedral, callejear o simplemente tomar algún aperitivo, hasta la hora del almuerzo. Restaurante El Sarmiento. Menú riojano.
Por la tarde el bus nos acercó hasta Nájera para visitar el Monasterio de Santa María la Real, monumento más importante de la localidad, donde guarda muchos tesoros, como el claustro, el coro o los sepulcros y panteones de reyes y personajes notables. Se construyó en 1.045, siendo rey García Sánchez III, como panteón familiar. Sobre su construcción existe una leyenda, y es que el rey, siguiendo a su halcón, descubrió una cueva donde había una capilla con la imagen de la Virgen, una campana y un ramo de azucenas. Sería en aquella cueva donde se construiría el monasterio y de hecho está integrada en el recinto religioso, siendo este lugar donde se ubican los sepulcros de los reyes del reino de Nájera-Pamplona.
Terminada la visita de Nájera, nos trasladamos a Logroño, llegando al hotel Mercure Carlton sobre las 19 horas, reparto de habitaciones, y a las 20:30 horas, quedamos para pasear y cenar por la zona del Laurel, para dar crédito de las buenas tapas y pinchos que tomamos en diferentes bares y restaurantes de la zona, acompañadas de un excelente vino de la Rioja. Fue todo exquisito y el ambiente superior.
Al día siguiente a las 10 de la mañana, una guía nos esperaba en la recepción del hotel, para visitar cómodamente a pie, por todas las calles, el centro histórico de Logroño. Empezamos por la plaza General Espartero, luego, entramos en la Concatedral, donde destaca la sillería del coro, el retablo Mayor y el cuadro de la Crucifixión atribuido a Miguel Angel. Seguimos hasta Ruavieja, una de las calles más antiguas de Logroño, paso de peregrinos, camino de Santiago, donde visitamos un calado (lugar subterráneo donde se almacenaban las barricas de vino), llegamos al puente de hierro de 330 metros, sobre el rio Ebro, que nos llevaría a las Bodegas Franco-Españolas, para visitarlas.
Las bodegas Franco-Españolas, son una referencia, les avalan una trayectoria de más de 130 años. Nacen como resultado de la unión entre Francia y España, cuando los franceses vinieron a la región tratando de reemplazar sus viñedos arrasados por la filoxera. En 1.920 los franceses venden sus acciones y la bodega pasa a ser totalmente española. Explicándonos todos los procesos desde los más antiguos hasta los más modernos. Visita guiada muy interesante. La acabamos en la sala de cata, donde probamos varios vinos. Excelentes. Las marcas que comercializan son varias, las más conocidas son DIAMANTE, vino blanco y BORDÓN, vino tinto.
Acabada la visita en la bodega, paseamos con dirección al restaurante CID, donde almorzamos un exquisito menú.
Finalizadas todas las actividades programadas, nos dirigimos al hotel para cargar los equipajes al bus hasta la hora de la salida. Llegamos a Zaragoza al atardecer. Gracias por vuestra colaboración. Hasta muy pronto.
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