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Villanueva de Sigena - Octubre 2018

El segundo viaje a Villanueva de Sigena, se realizo el día 26 de Octubre y salíamos 49 personas, a las 8 de la mañana para pasar un día muy entretenido. Después de hacer una breve parada en Sena, llegamos al Real Monasterio de Santa María de Sigena. 
 
         Fundado el 25 de Abril de 1188 (siglo XII) por la reina Sancha de Castilla, esposa de Alfonso II el Castro, rey de Aragón, siendo obispo de la diócesis Ricardo. Según cuenta la leyenda, el emplazamiento escogido para construir el monasterio, fue una isla que se encontraba en el centro de una laguna cercana al rio Alcanadre y en la cual se aparecía la Virgen, llamada del Coro. Trasladada en repetidas ocasiones a su emplazamiento, esta siempre volvía a la isla, por lo que la reina enterada del acontecimiento, ordenó levantar un monasterio en su honor en el centro de la isleta. El hallazgo de la imagen fue obra de un toro, que separándose del rebaño, se acercaba una y otra ver al lugar.
 
        Su Portada Románica, situada en la fachada sur de la iglesia. Dispone de catorce arquivoltas formadas por arcos de medio punto que apoyan en 28 columnas cilíndricas.
 
        Visitamos el Museo donde alberga los bienes recién llegados que forman parte de la historia de Aragón. Muy interesante aunque solamente se puedan ver parte de las obras. Muchas de ellas están aún en proceso de restauración.
 
        Tras la visita al Museo nos dirigimos a la Casa Natal de Miguel Servet que, además de ser un centro de interpretación para el conocimiento de la vida y obra del sabio aragonés, aspira ser un lugar de referencia en constante evolución dedicado a potenciar el estudio y difusión de los valores que inspiraron su vida. Hicimos la foto de su estatua, dimos una vuelta por el pueblo, y compramos unas deliciosas magdalenas y mostachones.
 
        El bus nos llevó a Sena para visitar el Museo de los Oficios antiguos de los Monegros, único en España, donde se recopilan más de 5.000 antigüedades, donde nos hicieron una foto de grupo.
 
       A la hora prevista el bus nos llevo a almorzar a un restaurante ubicado en el parque de Monzón, y después de una breve sobremesa el autobús nos acercó al castillo de los Templarios. Subimos un tramo andando hasta la entrada del castillo. Nos costó un poco subir después de la comida que nos dieron, pero merecía la pena verlo. Al llegar a la puerta del castillo el camino empeoro por la cuesta empedrada, pero llegamos todos. Desde allí se tomaron unas fotografías muy bonitas de Monzón. Una vez visitado el castillo dimos un paseo por el centro ya que la catedral estaba cerrada y no la pudimos visitar.
 
       Regresamos a Zaragoza. Ha sido una excursión muy entretenida, y gracias al buen tiempo y la sintonía de todos los asistentes, resulto ser una salida estupenda

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