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Somontano - Noviembre 2018
El jueves día 15 de Noviembre, 70 asociados, en dos autobuses nos desplazamos a la comarca del Somontano. Situada al centro de la provincia de Huesca, entre las sierras del Pirineo y las llanuras de los Monegros. La riegan los rios Alcanadre, Vero, Cinca e Isuela.
Después de haber tomado un café cerca de nuestro primer destino, llegamos al Monasterio de El Pueyo a las 9,45 horas. Dominando todo el Somontano, y a unos 5 Km. de Barbastro, se eleva un montículo en cuya cima se halla el Santuario dedicado a la Virgen de El Pueyo. Nos recibió muy amablemente uno de los monjes que nos explicó un poco la historia y cambios que ha habido en el Monasterio desde sus orígenes que se remontan al año 1101. Según la tradición, tuvo lugar una aparición de la Virgen a un pastor. Sirvió en aquella época un lugar avanzado a Pedro I de Aragón para la reconquista de Huesca. La primera vez que aparece mencionado es en el documento fechado en Lleida en el año 1251. De este documento surge una inicial Iglesia y claustro románicos. El edificio sufre una importante reforma y ampliación a finales del siglo XVII. En 1889, después de la desamortización de Mendizábal, se establece la Orden de San Benito, monjes benedictinos, fueron los que de alguna manera cuidaron los edificios y accesos, que se hallaban en un estado lamentable.
Contribuyeron al sostenimiento de misiones a Filipinas y Australia. Y ya en 1962 el santuario fue puesto en manos de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, y ahora desde 2009 una nueva congregación toma el cuidado del Monasterio, son los monjes del Instituto del Verbo Encarnado. Al finalizar las explicaciones nos mostraron algunas dependencias del Monasterio entre las que destacan la gran Biblioteca que atesora volúmenes de incalculable valor, como uno editado en Basilea, joya medieval del que solo quedan 7 ejemplares en el mundo.
Siguiendo nuestro programa los autobuses nos acercaron a Barbastro para visitar la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, así como su Museo Diocesano de manos de una experta guía local.
En el lugar se encontraba la mezquita aljama. Cuando la musulmana ciudad de Barbastro, cayó en manos del ejército cristiano al mando de Pedro I de Aragón, fue consagrada como iglesia un 5 de mayo de 1101. Mas tarde se construyó una iglesia, que acabó siendo pequeña, lóbrega y oscura para acoger a la población en continuo aumento. Fue la Ciudad la que dio el impulso para construir el templo actual.
El ambicioso proyecto desbordó la hacienda municipal, se solicitaron préstamos, limosnas, bulas e indulgencias. Pese a las dificultades, el resultado fue magnífico. Felipe II favoreció las aspiraciones de los barbastrenses, que veía como los protestantes avanzaban por el sur de Francia, y es cuando concibió la idea de erigir dos nuevos obispados (Barbastro y Jaca), para que actuaran como barrera ideológica. Finalmente, en 1571, recuperaba el rango de Sede Episcopal. El edificio es de grandes dimensiones, sus tres naves presentan la misma altura, dando lugar a un espacio interior unitario y a la vez majestuoso, Las bóvedas decoradas con 485 espléndidas rosas de madera policromada y dorada que le dan la apariencia de un cielo estrellado.
Acabada la obra se encargó un gran retablo, que se ejecutaría en dos etapas, con una interrupción entre ambas de casi 40 años. (1538-1560), se encargó al mejor escultor del renacimiento aragonés, Damian Forment, que a su muerte, lo finalizó su discípulo Juan de Liceire.
Nuevas capillas enriquecieron el templo a partir del siglo XVII, destacan la del Santo Cristo de los Milagros (1707) y la portada de la de San Carlos Borromeo (1740). Enfrente de la catedral se encuentra el Museo Diocesano. El espacio del museo se encuentra distribuido en tres niveles. Se creó para preservar los objetos religiosos del peligro de su destrucción y desaparición. Se remonta a los años posteriores a la Guerra Civil. En sus 900 m2 expositivos, el museo presenta valiosos ejemplos de imaginería religiosa en esculturas y pinturas que van desde el primitivismo del románico pirenaico hasta la sofisticación del barroco.
Tras la visita, tiempo libre, para pasear por su casco antiguo, y a hora programada salida hacía la bodega Sommos, la segunda mejor bodega del mundo, ha sido incluida dentro del TOP 10 maravillas arquitectónicas del mundo del vino, se construyó en 2008, gran parte de la bodega se construye en la tierra que oculta parte de sus 30000 m2 debajo de los viñedos que la rodean. Nos acompaño una guía para toda la visita. Después de recorrer las diferentes salas de proceso, llegamos a la sala de catas, donde nos explicó los 3 vinos que teníamos puestos en tres copas para su cata, y mientras los saboreábamos, nos proyectaron un vídeo relacionado con la bodega y viñedos. Era ya la hora del almuerzo y desde allí pasamos al restaurante donde estaban preparadas las mesas para degustar los menús que cada uno de nosotros había escogido, después del café, la bodega nos obsequió con 6 estuches individuales vino para sortearlos entre todos los asistentes, y con la alegría que nos caracteriza y una sobremesa de risas y recuerdos, regresamos a Zaragoza.
Solo me queda dar las gracias a todos y en especial a nuestros compañeros jubilados de Barbastro, Magín Roca y Joaquín Torres, que por su buen hacer y organización ayudaron para que todo saliera perfectamente.
Santiago larena
